"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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08-09-2011 |
Seguiremos en Haiti, llenándonos de vergüenza.
Si no bastara la jugada, miserable y planificada, que Mujica instrumentó en Uruguay, el 19 de Mayo, y que venía precedida del “video” (que ahora desapareció), las visitas -al después condenado- Dalmao y las presiones a los parlamentarios hasta llegar al desgaste del miembro “de la vieja guardia” Eleuterio (que renunció, como efecto de último momento) y, después, al recambio de Semproni, la carta enviada a Haiti vuelve a mostrar el cinismo que caracteriza a un presidente que se desgasta a ojos vistas.
Estamos de nuevo en la tesis que de hacemos anti-imperialismo, sustituyendo a los soldados yanquis por los oficiales y soldados nuestros DE CIPAYOS del eje integrador del imperialismo: los EE.UU de Norteamerica. Justamente lo mismo que hace la OTAN que refuerza con sus contingentes militares a los Estados Unidos en las tareas en las que está empantanado en el Cercano Oriente y en Asia Central. Con una diferencia, la OTAN se compone de viejas naciones imperialistas europeas, que han practicado en Africa y en Asia crímenes, saqueos y robos, invasiones y violaciones sin cuento. Es por eso que esas naciones, no invocan anti-imperialismo alguno, lo que para sus ciudadanos sería como hablar un lenguaje incomprensible, sino que invocan la “comunidad de ideales”, la “libertad” (que es “libre mercado” o sea capitalismo a secas) y el resto del libreto.
Uruguay, el paisito, tiene una triste historia de lacayismo llevada adelante por las burguesías blancas y coloradas. Una triste historia que no comienza con los votos en los organismos regionales o internacionales, durante los tiempos modernos. Tiene una triste historia que comienza con la Triple Alianza, donde contribuimos a exterminar a un pueblo hermano, por obra y gracia de las fuerzas militares que dirigía uno de los mayores cipayos colorados que conoce la historia nacional: el general Venancio Flores.
Aquella miserable historia, aquella vergüenza, aquel crimen, concitó en su momento que hasta ciudadanos uruguayos fueran encontrados en las trincheras paraguayas defendiendo al hermano país agredido. Aquella miserable historia, tuvo también otras consecuencias, previas (Paysandu) y posteriores (el militarismo del cual salió la tríada de Latorre, Santos y Tajes). Damos estos antecedentes históricos en forma telegráfica porque sabemos bien que de aquellas glorias pasadas de resistencia que involucran entre otros el ejemplo de Leandro Gomez y sus compañeros, ha hecho campaña cierto partido burgués cuyos adherentes en el departamento, no vacilaron en las elecciones pasadas en robar los restos de Leandro Gomez en una patraña electoral (con participación de un militar que fue el que vigiló y planificó el robo de sus restos mortales) a efectos de sacar rédito político (1). Y la cortamos por acá.
El tema actual es Haiti. Haiti, y como Uruguay llega a sus famosas misiones. El tema de cómo un país que no tiene antecedentes colonialistas, desarrolla en su cuerpo de oficiales y soldados una mentalidad de dominador, de conquistador y una actitud de que como ocupante tiene derecho a barbarizarse rápidamente con las lacras modernas de “hace la tuya, la personal, cualquiera sea el costo que esto signifique”. El cipayo, de alcahuete de los opresores, se cree que una parte de los mismos, se trasmuta.
El tema también implica otro: mucho más serio –desde el punto de vista político e ideológico: cómo integrantes en el pasado de cierta organización guerrillera se permiten manipular a sus bases, llevar para adelante las peregrinas tesis anti-imperialistas de cierto senador renunciante y como esas tesis también tienen repercusión en el actual presidente de la Republica. Todo esto en medio del silencio de las bases de antiguos tupamaros que están para las busecas pero no están para las protestas, la denuncia y el asumir a que grados los prostituyen sus antiguos dirigentes. Hay en todo esto una sola excepción, la de Jorge Zabalza, entre los referentes conocidos.
La historia, la pequeña y miserable historia de las misiones bajo el manto protector de las Naciones Unidas, pertenecen al tiempo del mundo “unipolar”, alrededor de los EE.UU. Antes, tanto en Corea como en Vietnam, las potencias occidentales vencedoras habían hecho sus tropelías con el apoyo de algunos de sus aliados occidentales, Francia e Inglaterra, particularmente. Pero a partir del derrumbe e implosión de la antigua Unión Soviética, los planes de dominación mundial, necesitaban de la “colaboración” de todos los que fuera posible reclutar para servir a las necesidades de distinto orden que el “orden unipolar” pondría en la agenda. Haiti, es un buen ejemplo, en América Latina, como lo fueron las misiones en el Africa un poco antes. No eran misiones de saqueo como Irak, ni de pretexto como lo fue Afganistán, sino misiones de mantener “cierto orden” que hacía posible el saqueo del eje integrador del imperialismo, escaso de recursos humanos, para atender todos los horizontes.
En la bolada entró Uruguay, como entraron muchos otros, Bolivia, la Bolivia de Evo Morales el “progresista”, también. Como entró Brasil, el Brasil de Lula. Pero mientras Brasil entra en la jugada como forma de afirmar su creciente predominio económico y político en la arena internacional colaborando y siguiendo su propia agenda, ni Bolivia ni Uruguay, tienen agenda propia. Son satélites que se movilizan tras otras fuerzas. En el caso uruguayo, la necesidad de otorgar a las fuerzas militares –particularmente a sus altos mandos de oficiales- los recursos económicos y los medios materiales de equipamiento que no pueden conseguir más como en los tiempos de tiranía. Es, además, una forma para los poderes políticos, de satisfacerlos con un chupete que cambie sus ambiciones y no las vuelquen contra la democracia representativa recientemente instalada, les satisfaga las angustias que la situación les provoca y, les llene el bolsillo, para que se queden tranquilos.
Esa fue el razonamiento y la base material de la cuestión, hasta que llegó, en el 2005, el Frente Amplio al gobierno. Entonces se produjo el continuismo de Tabaré Vazquez y otras corrientes progresistas del Frente, que así como antes se habían volcado contra el proyecto de Botnia, también cambiaron el pie en el tema militar. El tema de Haiti provoco la renuncia de un parlamentario socialista: Guillermo Chifflet, que se negaba a alinearse con la línea ( en silencio, las costumbres tenebrosas, en política, fue el estilo de Tabaré Vazquez) que se bajaba desde el Poder Ejecutivo.
El debate parlamentario dio también motivo para que floreciera en todo su esplendor la tesis anti-imperialista de cierto senador que estaba –es lo más probable- asesorado por su amigos de la inteligencia militar y ciertas logias militares que son sus contertulios. La tesis, en toda su barbaridad conceptual, era sencilla: sustituyendo a los yanquis, solucionándoles la posibilidad de destinar algunos miles de soldados en Haiti (que se necesitaban urgentemente en Irak o Afganistán) estábamos haciendo….anti-imperialismo!!!! Y aquel brulote no fue respondido entonces, por nadie. Con una frase (ni siquiera brillante) se transformaba el cipayismo nacional en anti-imperialismo. Un arte de trasmutación que haría poner verdes de envidia a todos los embaucadores que habido han, en el mundo. Fue un éxito “del nuevo 4 y 7” de la época frentista, propagado por un antiguo caudillo tupamaro, con vincha de guerrillero y todo, un éxito de la inteligencia militar. Superior a aquel comunicado que confundió a tantos, y auguró la tiranía. Un verdadero gol de media cancha que no encontró en las bases frente-amplistas, ni entre los antiguos guerrilleros tupamaros, ni una sola voz colectiva que se levantara para protestar contra el disparate.
Como en el poema “Reclarando” (por Declarando) de Serafín J. García: “Ansina fue la cosa, Sr. Juez, Yo se lo afianzo…”. Porque a diferencia de aquel poema que terminaba (felizmente) “con un preso más y un arbitrario menos”, “el lance vino….por cuestión de coimas”. El gobierno coimeando a los milicos y los milicos coimeando al pueblo uruguayo y los contribuyentes de las Naciones Unidas. Estas son las bases materiales que aún hoy, siguen desde el sector militar, presionando a los poderes políticos que nosotros creemos que son soberanos, cuando en realidad son prisioneros de todo el viejo tablado militar que no han depurado, ni con gobiernos democráticos burgueses, ni bajo gobiernos democráticos frentistas.
Y es, por eso mismo, que la misión criminal en Haiti, no dejará de ser la fuente de bienestar material para los militares y de vergüenza nacional para todo el pueblo, de la mano de nuestros estólidos “patriotas” del uniforme.
Lo acaba de declarar el presidente de la Republica, pero fue antecedido por su ministro de defensa que es el antiguo parlamentario de la tesis anti-imperialista. El Sr. Mujica –que no comprende todavía la clase de víbora que cobijó en el edificio del ministerio de defensa- no salió con el argumento anti-imperialista, salió como siempre con una apelación “a la complejidad del asunto”, en el cual introdujo el tema de la droga (2). Pero no la marihuana que fuman sus soldaditos (los oficiales en sus fiestitas toman de la otra, la “blanca”) sino la droga que navega en el Caribe. Rumbo a los EE.UU. aclaremos, que cuenta con la friolera de 10.000.000 de descerebrados por la droga. Si, estimado lector, DIEZ MILLONES DE DESCEREBRADOS NORTEAMERICANOS y, le agrego, son datos que tienen 5 años de antigüedad. O, en resumidas cuentas, y para hacerla corta, estamos en Haiti, como ocupantes, para patrullarle una parte del Caribe a los intereses norteamericanos en el problema, policial y aduanero de la droga, y con todo esto hacemos….anti-imperialismo!!!!! LA GRAN PUTA, dijera Mendieta, el perrito de Inodoro Pereira.
Como Mujica, además de ese ser vacilante que es, necesita tratar de salir del mal paso que lo han metido “sus” militares, no ha encontrado nada mejor que sumar a la verguenza de la violación, la injuria. Así ha enviado la carta al gobierno que funge en Haiti. Sepan también, estimados ocasionales lectores, que el reconocimiento abre las puertas a las puertas a la compensación monetaria de la víctima, suma que no será –faltaba más!!!- descontada del presupuesto militar, ni del sueldo de los altos oficiales, como correspondería.
Y, por consiguiente, vamos a seguir ocupando Haiti, violando menores que precisan un plato de comida, atemorizando a civiles que merodean los cuarteles en busca de las sobras de comida, fumando marihuana alegremente en los ratos de ocio, y a la espera de un nuevo escándalo, como los que hemos protagonizado en otras partes, sin que los mismos llevaran al gobierno frente-amplista ni a cesar en las misiones, ni a depurar los cuerpos de oficiales.
Falta a este articulo un acápite necesario. Se refiere al antiguo MLN-Tupamaros. Tanto el Sr. Presidente, como su ministro de defensa, son viejos integrantes de aquella organización. El primero como referente y responsable militar, el segundo como fundador del mismo (entre varios otros, a los cuales la prensa burguesa ni menciona). El Sr. Presidente llegó a su cargo con el prestigio de aquella vieja organización guerrillera que tuvo como referente mayor la figura de Raul Sendic. Sin esos antecedentes no hubiera contado con un sustrato de prestigio popular que rápidamente usurpó. Las bases tupamaras eran miles, de ellos unas decenas escasas cambiaron la chaqueta y hoy están integrados en cargos gubernamentales , municipales y otros. En aquella época el problema del imperialismo estaba claro para todos. Nadie confundía el papel de lacayo imperial, con el tema del anti-imperialismo. Estaban claras las diferencias, los matices. Bastaban para no confundirse, cuando algún canciller burgués uruguayo, pretendía jugar un papel anti-imperialista, en los jueguitos cancillerescos del viejo ministerio de colonias que era la OEA. Hoy, aquellos viejos militantes, han contemplado a lo largo de los años y de los congresos internos, como los viejos ideales se han ido prostituyendo. Se aceptó callando (porque el que calla otorga) los devaríos y dislates de un personaje que hoy está claro es un viejo colaborador de los milicos desde que fue apresado en el 72.Se aceptaron sus tesis de la “refundación nacional”, sus disparates sobre “la nación” (tomados de prestados de los peronistas argentinos) que supone que los países no albergan diferencias fundamentales entre los explotados y los explotadores, se aceptó también sus tesis anti-imperialistas sui generis que justificaban las misiones en Haiti. Se aceptó también sus contubernios con las logias militares golpistas y sus agentes de la Inteligencia militar . Tanto por los que dieron vuelta la chaqueta y hoy están integrados en los cuadros gubernamentales, como por la inmensa mayoría que, en silencio, se fue de la organización, sin organizar una lucha de ideas que valiera su nombre. Todo aquello, muestra sus consecuencias, ahora . Estamos en Haiti, de cipayos y ocupantes. De baleadores del pueblo haitiano que quieren que se vayan las tropas extranjeras. De chulos de sus jóvenes mujeres y de violadores hasta de los varones. Y vamos a seguir estando, como lo acaban de anunciar los tristes personajes que ocupan hoy puestos presidenciales y de ministerio y fueron antes nuestros compañeros. O sea, en resumen, seguiremos de cipayos, de agentes imperiales, y repitiendo las mentiras de siempre. Y todavía no hay ni siquiera una carta colectiva de protesta, que aclare los campos y deje oir decir, lo que deberíamos decir.
En las elecciones pasadas, cierto político del Partido Nacional, con el apoyo de cierto militar retirado, sus ayudantes y complicidad política, concibió la triste idea de robar los restos de esa verdadera gloria que fue Leandro Gomez, de su mausoleo. El robo tenía en parte aspiraciones políticas electorales a nivel nacional pero también aspiraciones personales del político. Con el robo de los restos pretendía aparecer como el particular que pagaba de su bolsillo la vuelta de los restos robados y de esa manera condonar una deuda electoral!!!! (si así como suena). El escándalo mayúsculo, la falta de recursos del proponente del crimen, la presión por el dinero de los oficiantes del robo y la acción de la policía movilizada, llevaron a que el político “patriota” y nacionalista, abandonara el proyecto y propusiera que “tiraran los huesos ilustres en un cualquier descampado” para deshacerse de las pruebas incriminantes. El Partido Nacional no ha hecho ninguna investigación a fondo del suceso, no ha expulsado de sus filas al conciudadano. El gobierno nacional, además, ha incluido al sujeto en cierta comisión que actúa sobre el Rio Uruguay, a propuesta del mismo partido del criminal. En Uruguay, a contrapelo de la máxima, el crimen, sí, paga. Del oficial y sus ayudantes que realizaron el robo y la violación del Mausoleo, no ha habido tampoco, en filas militares, ningún tribunal de Honor, de los que se acostumbra en estos casos. Y el diario “La Republica” (oficialista) aprovechó la oportunidad para hacer sensacionalismo del chabacano, del que le gusta a su director Federico Fassano.
El ministro de defensa, agregó el asunto de la droga, no descartando que los soldados fueran agentes de algún cartel de narcotraficantes que les encargó el asunto de bajarle los pantalones a un detenido dentro de la base!!!!????. Lamentablemente, el actual ministro es un comediante de formato menor. Es paranoico de las conspiraciones (cuando le conviene) y siempre aspirante a ocupar titulares de periódico. Un día anuncia que “esta dispuesto a ir preso” y al otro sus sospechas de zahorí trasnochado. Pretende solamente hacerse cártel. De eso no tenga nadie, la más mínima duda. El está en el ministerio de defensa para defender a los oficiales, sus misiones, el Hospital Militar y cualquier otro encargo. Y este asunto le exploto, literalmente, en la cara a su ministerio y al gobierno que lo seleccionó para el cargo, cuando su misión era otra. Ante el incidente, pone cara de circunstancias, y actúa en consecuencia.
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